Estos son los dos términos originales para denominar la meditación vipassana. Por esnobismo y ese afán de abrazar términos en inglés, se ha hablado últimamente del llamado mindfulness, en lugar de utilizar los vocablos en castellano “atención plena” o también atención consciente o atención pura. Incluso han surgido individuos que se arrogan la invención de este milenario sistema de cultivo de la atención mental y se presentan como abanderados del mismo, primero en Estados Unidos (que ha demostrado una capacidad sin igual para deformar y distorsionar las enseñanzas espirituales orientales) y después en otros países, sin faltar el nuestro. Las tradiciones auténticas son joyas, en tanto que los sucedáneos son bisutería. Los neoyogas, neovedantas, neotantras y el mindfulness tienen muy poco de yoga, vedanta, trantra y vipassana.
El término vipassana debe ser entendido como intuición, repentina capacidad de la realidad, experiencia directa o supraconsciente, clara visión interior o sabiduría (ver las cosas como son desde la pureza de la mente). También se puede trasladar al castellano como visión penetrante o visión justa o cabal. Lo esencial es tener bien presente lo que vipassana significa: aprehensión directa de la realidad, de lo que es tal y como es. Reporta una comprensión intuitiva que produce transformaciones profundas e irreversibles en uno mismo. Nianatiloka (un monje budista alemán, a años luz de todos los que hoy se hacen pasar por los “representantes” del mindfulness) dijo al respecto: “Vipassana es la luz intuitiva que brota como una relámpago revelando la verdad de la impermanencia, el sufrimiento y la naturaleza impersonal e insustancial de todos los fenómenos de la existencia, tanto físicos como mentales”. Es la senda hacia la Liberación. Claro que a muchas personas no les interesa lo más mínimo la Liberación, y menos el desapego o la visión de que todo es impermamente, y prefieren servirse del mindfulness incluso para crear más apegos, aferrarse a éxitos, desestresarse un poco o vivir el momento presente con actitud más hedonista, y además desoyendo los otros dos pilares del entrenamiento mental, como es la disciplina ética y la del desarrollo de la Sabiduría. No se trata sólo de estar más atento (un ladrón lo está como nadie), sino de seguir el triple entrenamiento: ética, concentración y Sabiduría.
Para el cultivo y desarrollo de este especial tipo dé visión transformativa que es vipassana, por un lado, la persona se sirve de la práctica de un tipo definido de meditación (meditación vipassana o vipassana bhavana) y por otro del estar más consciente y vigilante a la mente, la palabra y las actividades que se llevan a cabo. Mediante el entrenamiento metódico se van descorriendo los velos de la mente que distorsionan la realidad, tales como el interpretativo, el reactivo, el egocéntrico y el imaginativo. La técnica del vipassana no deja absolutamente nada al azar. La meditación consiste en observar muy atenta, ecuánime y arreactivamente los procesos físicos y mentales en uno. Se complementa la meditación permaneciendo después más atento a lo que se hace. La atención pura es la que está libre de juicios y prejuicios y se limita a captar. Mediante la práctica se va reorganizando la vida psíquica y se van debilitando las tendencias insanas de la mente. Como vemos es mucho más que desestresarse, ser más brillante en una reunión de negocios o aferrarse hedonisticamente más al aquí y ahora. Los “golpes de luz” o intuiciones que provoca la meditación vipassana, irán mutando la psiquis y desarrollando otra forma de contemplar las cosas, sin tantas reacciones desorbitadas y neuróticas. Se recobra un tipo de visión esclarecedora y que permite la eliminación de la ofuscación, la avidez y el odio.
Los temas o soportes de la meditación vipassana son numerosos. El lector interesado en este tipo de disciplina, no debe dejar de consultar el Sutra de la Atención (Satipathana-Sutta), una verdadera joya y un texto indispensable para darse cuenta realmente de la trascendencia de este sistema, lamentablemente simplificado por algunos hasta lo grotesco e inexcusable. Y para los que de verdad quieran profundizar en el tema de la atención, son de inexcusable lectura las obras del monje alemán Nyanaponika Thera, al que durante años estuve acudiendo a visitar a su eremitorio en Sri Lanka y que ha sido la persona que más y mejor ha profundizado en este tema, siendo un verdadero sabio. Comparadas con las suyas las obras que hoy se escriben sobre mindfulness, éstas resultan de una simpleza inexcusable. Quien quiera profundizar de verdad en el apasionante campo de la atención consciente, que no deje de explorar su obra “El Poder de la Atención” (Editorial Ela)
No hay comentarios:
Publicar un comentario