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miércoles, diciembre 16

La meditación

Las meditaciones budistas son una forma de trabajar en la mente usando la mente: permiten incrementar la capacidad de conciencia y positividad, y ayudan a ver la naturaleza de las cosas como realmente son.
A pesar de que meditación es una palabra que se utiliza a menudo de una manera coloquial en Occidente no es extraño que existan malentendidos al respecto. Uno de ellos es pensar que la meditación es tan solo un tipo de relajación; otro puede ser que la meditación es un estado de trance. A veces se piensa que la meditación es un agradable viaje lejos de la realidad o que la meditación es una forma de auto hipnosis. Por último, incluso se afirma que la meditación es poner la mente en blanco.

Es cierto que la meditación es un antídoto poderoso contra la tensión, pero este beneficio es secundario y no su objetivo principal. La meditación no es un trance ni un estado hipnótico en el que se pone la mente en blanco. La meditación es un estado en que la conciencia se eleva a nuevas alturas y no una forma de reducirla a un estado semiconsciente. La meditación es esencialmente un estado de ser, o más bien varios estados de ser y conciencia relacionados.
Las muchas técnicas de meditación budista pueden dividirse en dos grupos principales dentro de su propósito progresivo. Estas son las técnicas que se agrupan con el término Samatha, una palabra sánscrita que equivale a ‘paz’ o ‘tranquilidad’, (Anapana en Pali) y las técnicas que se agrupan con el término Vipassana o técnicas para alcanzar ‘visión clara’, ‘percatación’ o ‘discernimiento’.
La Meditación Samatha
La meditación Samatha calma la mente y orienta el sentido de la conciencia, fomenta las emociones positivas y expande nuestra perspectiva. Esta forma de meditación es una preparación esencial para las técnicas Vipassana o de visión clara, que son más avanzadas; sin esta base Samatha es muy poco probable que surja la visión clara, que es el objetivo de la meditación Vipassana.
Nuestro estado mental normal se encuentra dividido y a veces muy poco concentrado, afectado por emociones negativas y limitado por sus puntos de vista; por lo tanto en este estado no es posible percibir las cosas como realmente son. El objetivo de la meditación Samatha podría verse como el concentrar la luz y recargar las pilas, de tal manera que podamos ver claramente. O, si usamos una analogía budista más tradicional: nuestro estado mental normal podría compararse con agua turbulenta y llena de lodo, tan contaminada por la suciedad que no deja pasar la luz. La meditación Samatha calma la turbulencia de la mente y permite que se asiente el lodo, de tal forma que el agua alcance transparencia, brillantez y claridad.
Métodos tradicionales de meditación Samatha
La mayoría de las técnicas de meditación Samatha utilizan un objeto de concentración, que puede ser el proceso de la respiración, un disco de color, la llama de una vela, incluso un mantra o una emoción positiva tal como el amor Universal. De todos éstos diferentes objetos probablemente el que más se usa es la respiración. Esta práctica, generalmente conocida como “el seguimiento de la respiración”, es descrita por el Buda con detalle en los escritos tempranos. Estas técnicas de meditación nos proporcionan una forma directa de trabajar en nuestra persona y de cultivar dos cualidades de central importancia para el desarrollo meditacional: la concentración y la sensitividad.

El seguimiento de la respiración
El seguimiento de la respiración permite desarrollar un nivel de concentración que raramente se experimenta en nuestra vida normal; para muchos después de hacer esta meditación es una revelación sentirse tan conscientes. Consiste en transformar la respiración en un acto consciente, voluntario.
Niveles de profundidad en la meditación Samatha
No cabe duda que todo esto es sublime y es algo que puede estar al alcance de cualquier meditador regular. Sin embargo la meditación no siempre es así. En algunas ocasiones el meditador pasará por periodos en que meditar significa batallar con una mente llena de deseo insatisfecho, ira o conflicto. En estas ocasiones la meditación representa una tarea ardua. Sin embargo, aún cuando se experimentan dificultades, la meditación es un trabajo realmente útil debido a que nos permite tener un control gradual de estados mentales torpes, tanto en las sesiones de meditación como en el resto del día.
A pesar de que la meditación Samatha es una preparación para la práctica Vipassana, debe estar claro que no es algo simplemente preliminar. No es algo que tengamos que llevar a cabo a prisa para poder así empezar con el trabajo auténtico. Aunque no existiera la meditación Vipassana, todavía sería muy útil la meditación Samatha, ya que aún cuando puede ser ardua lleva a elevar los estados mentales dando al que medita calma y positividad. La meditación Samatha, en el mejor de los casos, es profundamente placentera y puede tener efectos muy grandes, dándole a nuestra experiencia de vida una perspectiva más amplia, clara y brillante.
La Meditación Vipassana
Para la mayoría de la gente el fruto inmediato de la práctica budista es un estado de mayor calma, positividad y conciencia, junto con una sensación de crecimiento, plenitud y satisfacción. Sin embargo todas estas cualidades, por positivas que sean, no son todo el objetivo de la meditación. Son cualidades deseables pero sujetas al cambio. Incluso el ser humano más sano puede verse afectado por el cambio cuando este sucede con la adversidad, la enfermedad, vejez o muerte. En estas situaciones necesitamos ser algo más que seres humanos saludables.
El primer estadio común en las meditaciones Vipassana consiste en el establecimiento de una calidad meditativa firme usando alguna de las practicas Samatha. Una vez que se ha establecido esta calidad meditativa, la persona tiene que dejar que su atención se centre en algo que represente o simbolice algún aspecto de la realidad última; esta representación puede darse por medio de palabras o de una imagen visual. Dejamos que este “símbolo” impregne la conciencia serena y concentrada del meditador, de tal forma que pueda llevar a una visión clara y genuina de la verdad que representa. Otra forma de llegar a Vipassana es cuando una vez que se establece el estado meditativo, la persona puede concentrarse en la naturaleza misma de la mente, o puede volverse intensamente consciente de su experiencia de cada instante, con el objetivo de alcanzar una visión clara de la naturaleza de la realidad que se está experimentando.
Ya se ha observado que la visión clara, dentro del contexto budista, no se refiere únicamente a una comprensión intelectual. Es importante que esto quede claro. Nuestra mente racional ocupa tan solo una pequeña parte de nuestra psique. Un entendimiento intelectual del mundo o de nuestra persona puede ser una revelación, sin embargo no es suficiente para cambiar nuestra conducta o nuestra perspectiva. La visión clara genuina impregna y altera nuestro ser en su totalidad. Para experimentar una visión clara  y verdadera necesitamos encontrarnos en un estado especial y más elevado. Necesitamos establecer los cimientos de la meditación Samatha antes de que pueda ser eficaz nuestra meditación de la visión clara. No es posible alcanzar la meta del budismo, la Iluminación simplemente leyendo libros, estudiando o filosofando.

viernes, octubre 2

Vipassana o Mindfulness


Estos son los dos términos originales para denominar la meditación vipassana. Por esnobismo y ese afán de abrazar términos en inglés, se ha hablado últimamente del llamado mindfulness, en lugar de utilizar los vocablos en castellano “atención plena” o también atención consciente o atención pura. Incluso han surgido individuos que se arrogan la invención de este milenario sistema de cultivo de la atención mental y se presentan como abanderados del mismo, primero en Estados Unidos (que ha demostrado una capacidad sin igual para deformar y distorsionar las enseñanzas espirituales orientales) y después en otros países, sin faltar el nuestro. Las tradiciones auténticas son joyas, en tanto que los sucedáneos son bisutería. Los neoyogas, neovedantas, neotantras y el mindfulness tienen muy poco de yoga, vedanta, trantra y vipassana.
El término vipassana debe ser entendido como intuición, repentina capacidad de la realidad, experiencia directa o supraconsciente, clara visión interior o sabiduría (ver las cosas como son desde la pureza de la mente). También se puede trasladar al castellano como  visión penetrante o visión justa o cabal. Lo esencial es tener bien presente lo que vipassana significa: aprehensión directa de la realidad, de lo que es tal y como es. Reporta una comprensión intuitiva que produce transformaciones profundas e irreversibles en uno mismo. Nianatiloka (un monje budista  alemán, a años luz de todos los que hoy se hacen pasar por los “representantes” del mindfulness) dijo al respecto: “Vipassana es la luz intuitiva que brota como una relámpago revelando la verdad de la impermanencia, el sufrimiento y la naturaleza impersonal e insustancial de todos los fenómenos de la existencia, tanto físicos como mentales”.  Es la senda hacia la Liberación. Claro que a  muchas personas no les interesa lo más mínimo la Liberación, y menos el desapego o la visión de que todo es impermamente, y prefieren servirse del mindfulness incluso para crear más apegos, aferrarse a éxitos, desestresarse un poco o vivir el momento presente con actitud más hedonista, y además desoyendo los otros dos pilares del entrenamiento mental, como es la disciplina ética y  la del desarrollo de la Sabiduría. No se trata sólo de estar más atento (un ladrón lo está como nadie), sino de seguir el triple entrenamiento: ética, concentración y Sabiduría.
Para el cultivo y desarrollo de este especial tipo dé visión transformativa que es vipassana, por un lado, la persona se sirve de la práctica de un tipo definido de meditación (meditación vipassana o vipassana bhavana) y por otro del estar más consciente y vigilante a la mente, la palabra y las actividades que se llevan a cabo. Mediante el entrenamiento metódico se van descorriendo los velos de la mente que distorsionan la realidad, tales como el interpretativo, el reactivo, el egocéntrico y el imaginativo. La técnica del vipassana no deja absolutamente nada al azar. La meditación consiste en observar muy atenta, ecuánime y arreactivamente los procesos físicos y mentales en uno. Se complementa la meditación permaneciendo después más atento a lo que se hace. La atención pura es la que está libre de juicios y prejuicios y se limita a captar. Mediante la práctica se va reorganizando la vida psíquica y se van debilitando las tendencias insanas de la mente. Como vemos es mucho más que desestresarse, ser más brillante en una reunión de negocios o aferrarse hedonisticamente más al aquí y ahora.  Los “golpes de luz” o intuiciones que provoca la meditación vipassana, irán mutando la psiquis y desarrollando otra forma de contemplar las cosas, sin tantas reacciones desorbitadas y neuróticas. Se recobra un tipo de visión esclarecedora y que permite la eliminación de la ofuscación, la avidez y el odio.
Los temas o soportes de la  meditación vipassana son numerosos. El lector interesado en este tipo de disciplina, no debe dejar de consultar el Sutra de la Atención (Satipathana-Sutta), una verdadera joya y un texto indispensable para darse cuenta realmente de la trascendencia de este sistema, lamentablemente simplificado por algunos hasta lo grotesco e inexcusable. Y para los que de verdad quieran profundizar en el tema de la atención, son de inexcusable lectura las obras del monje alemán Nyanaponika Thera, al que durante años estuve acudiendo a visitar a su eremitorio en Sri Lanka y que ha sido la persona que más y mejor ha profundizado en este tema, siendo un verdadero sabio. Comparadas con las suyas las obras que hoy se escriben sobre mindfulness, éstas resultan de una simpleza inexcusable. Quien quiera profundizar de verdad en el apasionante campo de la atención consciente, que no deje de explorar su obra “El Poder de la Atención” (Editorial Ela)