Cuando se disfruta del amor duradero y bonito, se respira libertad y armonía en la relación. El respeto y la aceptación le otorgan a los que aman la libertad de ser mientras se entregan en su completitud. Ambos disfrutan de ser quienes ellos son, sin el temor de ser juzgados.
No pretendo idealizar esta etapa del amor, ni mucho menos presentarla como la perfección hecha romance, pero sí deseo enfatizar que, con el transcurso del tiempo, la pareja que se ama bonito aprende a ser cortés, a tolerar, a dar y recibir, a ser leal. Aprende a sobrellevar y resolver los conflictos, haciendo uso de lo que sabe del otro. No es la ausencia de conflictos lo que hace la diferencia ¡es cómo éstos son manejados!
Aprender a sugerir en lugar de imponer, aprender a conversar en lugar de discutir, aprender a aceptar y a amar en lugar de juzgar y herir, es la ineludible tarea para los que hemos decidido amar bonito.
El dolor del desamor es profundo y muchas veces inmanejable para aquellas personas que sienten que su vida necesita de la presencia del otro para ser felices. También para esas personas que se hunden en la oscuridad y la desesperación en la ausencia del otro. Esa angustiosa búsqueda porque el otro nos ame es de alguna forma la necesidad de autoconfirmación de nuestra propia valía, de reasegurar en el otro que merecemos ser amados. Esa reafirmación de estima sólo puedes conseguirla dentro de ti, no está afuera, ni en ninguna otra persona, está dentro de ti y sólo tú puedes conseguirla.
Algunas preguntas surgen inevitablemente al abordar este tema:
* ¿De dónde viene tal desmedida necesidad de ser amado?
* ¿Por qué tantos años invertidos en tratar de salvar una relación en la cual el amor siempre estuvo en duda?
* ¿Para qué poner el amor del otro por encima del tuyo propio?
* ¿Para qué someterte al desamor y al sufrimiento por tanto tiempo?
* ¿Para qué suplicar el amor cuando puedes construirlo y disfrutar de él libremente?
Es ahora tu oportunidad de iniciar un camino de crecimiento en el cual puedas conseguir tus propias respuestas. Las respuestas pueden ser tan o aún más dolorosas que el propio proceso de desamor vivido por años. Pero el resultado es que la persona es capaz de ver que es imposible forzar el amor, y finalmente es libre de su propios temores, está en libertad de poder amar en forma diferente. Es capaz de amar libremente en un amor que se construye día a día.
Es ahora la oportunidad para iniciar un camino de crecimiento donde encontrarás tus propias respuestas. Descubrirás que el verdadero amor no te hace sufrir, el amor bonito y maduro ofrece libertad, seguridad y una amplia gama de posibilidades para crecer juntos.
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sábado, octubre 30
viernes, octubre 29
El sentido de las Relaciones
Cada persona es un universo en sí mismo, encierra infinitas posibilidades pero de todas ellas sólo se manifiestan unas pocas. ¿cuáles?.
Se manifiestan las cualidades de nuestro ser en las que creemos o que los demás nos han hecho creer mediante la educación y la influencia social, mientras que negamos, reprimimos, bloqueamos o simplemente no somos conscientes de otras cualidades de nuestro ser que permanecen en un estado latente o inconsciente.
Así tenemos una imagen por lo general bastante parcial de lo que somos, de lo que podemos conseguir y también de nuestras carencias y lo que necesitamos.
En base a esta imagen de lo que somos y sobre todo de lo que necesitamos, establecemos nuestras relaciones con los demás porque al fin y al cabo la vida social está basada en la utilidad, el amor, los servicios y la solidaridad que mutuamente podemos darnos.
Básicamente y aunque parezca tan crudo como tan real y natural, nos acercamos a los demás porque necesitamos algo. Incluso aunque demos, nos acercamos a los demás porque necesitamos expresar nuestro amor; aunque, por desgracia nos solemos acercar a los demás para pedir más que para dar, ya que abundan más las personas que les falta que a las que les sobra.
El misterio, la magia y el desafío de la Vida está basado en ese diálogo continuo entre lo que necesitamos y lo que hacemos para conseguirlo, puesto que cada necesidad supone el desarrollo de habilidades para verla satisfecha.
Así es como aprendemos, crecemos y evolucionamos como personas y sociedad. El éxito de los humanos como especie estuvo en el descubrimiento de que juntos podemos conseguir muchas más cosas que de una forma aislada y, en nuestra memoria más remota y profunda, está grabado con fuego esa necesidad que tenemos de los demás para conseguir nuestras metas.
Imaginate por un momento que cada vez que hubiésemos necesitado algo, sea amor, dinero, objetos o cualquier cosa, alguien hubiese acudido presuroso para dárnoslo sin pedirnos nada a cambio.
¿Qué hubiera pasado?, pues que hubiéramos aprendido muy poco y no sentiríamos la necesidad de esforzarnos y desarrollar nuestras habilidades.
¿Y qué pasa cuando no nos dan lo que necesitamos? pues que podremos cabrearnos un poco al principio, gruñir a quienes nos lo niegan y decir que son poco amorosos y solidarios pero tras esta pérdida de tiempo no nos quedará más remedio que tener que solucionar esa necesidad por nosotros mismos.
Al final, si lo conseguimos es muy posible que sintamos una satisfacción mucho mayor que si nos lo hubieran dado sin más porque tendremos lo que deseábamos y además la certeza de que siempre que queramos podemos conseguirlo por nuestros propios medios.
Si la meta fundamental de la Vida es hacernos evolucionar y crecer como personas, la meta de las relaciones no puede ser ajena a esto y es también la de ayudarnos a conocernos mejor, desarrollar nuestros recursos y crecer como personas.
Y esto es totalmente válido para las relaciones de pareja . La meta material puede ser lograr juntos una vida mejor, dar y que nos den amor, formar una familia y otras muchas cosas pero la meta más profunda y espiritual es la de aprender y conocernos mejor.
Aparte de la relación que mantuvimos con nuestros padres y esa vida familiar donde se forjó nuestra personalidad, es la relación posterior con nuestra pareja la convivencia más importante e intensa que tenemos a lo largo de la vida y si es importante porque sirve mejor que ninguna otra para conocernos, sobre todo, para conocer los ecos y reflejos que llevamos dentro de nuestra vida familiar pasada y de los que puede que no seamos muy conscientes.
La vida de pareja supone una interrelación profunda de las energías de ambas personas y el poner en contacto los universos emocionales de cada uno, haciendo aflorar a la superficie cosas muy profundas que cada cual lleva dentro y de la que no seríamos conscientes de no relacionarnos de esa forma tan íntima e intensa.
CONOCERNOS MEJOR MEDIANTE NUESTRA RELACIÓN CON LOS OTROS ES UNA DE LAS CLAVES DE LA VIDA, pero en la vida social solemos llevar una máscara, una estrategia que protege nuestro yo más profundo y más oculto.
En la vida social solemos proyectar la imagen que nos gustaría que los demás tuviesen de nosotros pero en la vida personal nos manifestamos más tal y como somos en la realidad; por eso, es con nuestra pareja, hijos y familia donde más podemos conocernos.
Por lo tanto, en la pareja es donde más podemos ser conscientes de la diferencia que puede haber entre lo ideal que nos gustaría ser y lo que realmente somos, entre lo que quisiéramos ser y los hábitos emocionales aprendidos en nuestra infancia y que debemos superar quizá.
Por decirlo de otra manera, nuestra relación de pareja sirve como un espejo que nos devuelve la imagen de lo más profundo que hay dentro de nosotros, naturalmente que a la otra persona le sucede lo mismo y esa es la magia y el misterio de las relaciones amorosas.
Si fuéramos conscientes de esto nos daríamos cuenta que entretenernos en juzgar, recriminar y esperar que la otra persona mejore es perder el tiempo y desviarnos de nuestros objetivos más profundos, que son conocernos primero para poder superarnos y mejorar después.
Así, más que estar pendientes de los defectos de nuestra pareja deberíamos darnos cuentas de las respuestas que en nosotros despiertan esos defectos.
No debemos olvidar esto en nuestra relación de pareja y a la hora de abordar los posibles conflictos y dificultades que podamos tener: Más que disgustarte y amargarte con tu amante por aquello que supuestamente ha hecho mal o no te ha dado, por qué no reflexionas sobre esa vulnerabilidad tuya que ha salido al descubierto.
Si te desesperas, gritas, odias o sufres por alguien quizá ese alguien sea el inciador de tus emociones pero el responsable de tu conducta eres tú. Si te muestras lleno de dicha y felicidad por alguien quizá ese alguien sea el inciador pero el responsable de tu dicha y buen ánimo eres tú.
Abordar las crisis de la pareja y de las relaciones en general desde este punto de vista es toda una revolución que puede ayudar mucho y su base filosófica y energética es la siguiente: Normalmente llegamos al mundo del amor y las relaciones como seres que se sienten incompletos.
Nos enamoramos, nos fascina y nos llena de alegría nuestro amante porque pensamos que juntos seremos completos pero este planteamiento es un camino que a la larga lleva a la frustración y lo que es peor, a la exigencia, el disgusto y el desamor porque no es el planteamiento correcto, porque nadie es perfecto ni puede asumir esa responsabilidad tan tremenda y por lo tanto tarde o temprano nos causará frustración.
El planteamiento correcto en la relación de pareja no es que mi amante me va a dar todo lo que necesito para que yo sea alguien completo, cosa por otra parte imposible sino que juntos vamos a aprender más, vamos a ayudarnos mejor y vamos a desplegar más recursos para que cada uno de nosotros, individualmente y de una forma colectiva, seamos más poderosos y más completos.
Esto es muy diferente a lo anterior, ya que en el primer caso mi pareja es responsable de mi felicidad y en el segundo caso asumo que yo soy la única responsable de vivir disgustada o de vivir en plenitud, al margen de lo que hagan los demás.
Quienes viven en pareja poden comenzar a ensayar esta nueva forma de enfocar la relación en la hora de los normales conflictos que suelen darse y más que cabrearse con la actitud presuntamente negativa de tu amante te preguntes "¿que debo de aprender y asumir ante esa actitud negativa de mi amante y que tanto me molesta?" -al margen de lo que la otra persona tenga que aprender, por supuesto-
Quienes no vivan en pareja por haberse separado tras los conflictos pueden ahora imaginar cómo sería una vida de pareja basada en ese compromiso mutuo de crecimiento y de falta de exigencias.
Quienes todavía no han vivido en pareja quizá todo esto te suene un poco raro porque lógicamente estas esperando lo más grande y maravilloso pero si comprendes que lo más grande y maravilloso es crecer y aprender juntos estaran mejor preparados para la magia de ese encuentro.
Con mis mejores deseos de Paz, Fuerza, Gozo y... Amor
Se manifiestan las cualidades de nuestro ser en las que creemos o que los demás nos han hecho creer mediante la educación y la influencia social, mientras que negamos, reprimimos, bloqueamos o simplemente no somos conscientes de otras cualidades de nuestro ser que permanecen en un estado latente o inconsciente.
Así tenemos una imagen por lo general bastante parcial de lo que somos, de lo que podemos conseguir y también de nuestras carencias y lo que necesitamos.
En base a esta imagen de lo que somos y sobre todo de lo que necesitamos, establecemos nuestras relaciones con los demás porque al fin y al cabo la vida social está basada en la utilidad, el amor, los servicios y la solidaridad que mutuamente podemos darnos.
Básicamente y aunque parezca tan crudo como tan real y natural, nos acercamos a los demás porque necesitamos algo. Incluso aunque demos, nos acercamos a los demás porque necesitamos expresar nuestro amor; aunque, por desgracia nos solemos acercar a los demás para pedir más que para dar, ya que abundan más las personas que les falta que a las que les sobra.
El misterio, la magia y el desafío de la Vida está basado en ese diálogo continuo entre lo que necesitamos y lo que hacemos para conseguirlo, puesto que cada necesidad supone el desarrollo de habilidades para verla satisfecha.
Así es como aprendemos, crecemos y evolucionamos como personas y sociedad. El éxito de los humanos como especie estuvo en el descubrimiento de que juntos podemos conseguir muchas más cosas que de una forma aislada y, en nuestra memoria más remota y profunda, está grabado con fuego esa necesidad que tenemos de los demás para conseguir nuestras metas.
Imaginate por un momento que cada vez que hubiésemos necesitado algo, sea amor, dinero, objetos o cualquier cosa, alguien hubiese acudido presuroso para dárnoslo sin pedirnos nada a cambio.
¿Qué hubiera pasado?, pues que hubiéramos aprendido muy poco y no sentiríamos la necesidad de esforzarnos y desarrollar nuestras habilidades.
¿Y qué pasa cuando no nos dan lo que necesitamos? pues que podremos cabrearnos un poco al principio, gruñir a quienes nos lo niegan y decir que son poco amorosos y solidarios pero tras esta pérdida de tiempo no nos quedará más remedio que tener que solucionar esa necesidad por nosotros mismos.
Al final, si lo conseguimos es muy posible que sintamos una satisfacción mucho mayor que si nos lo hubieran dado sin más porque tendremos lo que deseábamos y además la certeza de que siempre que queramos podemos conseguirlo por nuestros propios medios.
Si la meta fundamental de la Vida es hacernos evolucionar y crecer como personas, la meta de las relaciones no puede ser ajena a esto y es también la de ayudarnos a conocernos mejor, desarrollar nuestros recursos y crecer como personas.
Y esto es totalmente válido para las relaciones de pareja . La meta material puede ser lograr juntos una vida mejor, dar y que nos den amor, formar una familia y otras muchas cosas pero la meta más profunda y espiritual es la de aprender y conocernos mejor.
Aparte de la relación que mantuvimos con nuestros padres y esa vida familiar donde se forjó nuestra personalidad, es la relación posterior con nuestra pareja la convivencia más importante e intensa que tenemos a lo largo de la vida y si es importante porque sirve mejor que ninguna otra para conocernos, sobre todo, para conocer los ecos y reflejos que llevamos dentro de nuestra vida familiar pasada y de los que puede que no seamos muy conscientes.
La vida de pareja supone una interrelación profunda de las energías de ambas personas y el poner en contacto los universos emocionales de cada uno, haciendo aflorar a la superficie cosas muy profundas que cada cual lleva dentro y de la que no seríamos conscientes de no relacionarnos de esa forma tan íntima e intensa.
CONOCERNOS MEJOR MEDIANTE NUESTRA RELACIÓN CON LOS OTROS ES UNA DE LAS CLAVES DE LA VIDA, pero en la vida social solemos llevar una máscara, una estrategia que protege nuestro yo más profundo y más oculto.
En la vida social solemos proyectar la imagen que nos gustaría que los demás tuviesen de nosotros pero en la vida personal nos manifestamos más tal y como somos en la realidad; por eso, es con nuestra pareja, hijos y familia donde más podemos conocernos.
Por lo tanto, en la pareja es donde más podemos ser conscientes de la diferencia que puede haber entre lo ideal que nos gustaría ser y lo que realmente somos, entre lo que quisiéramos ser y los hábitos emocionales aprendidos en nuestra infancia y que debemos superar quizá.
Por decirlo de otra manera, nuestra relación de pareja sirve como un espejo que nos devuelve la imagen de lo más profundo que hay dentro de nosotros, naturalmente que a la otra persona le sucede lo mismo y esa es la magia y el misterio de las relaciones amorosas.
Si fuéramos conscientes de esto nos daríamos cuenta que entretenernos en juzgar, recriminar y esperar que la otra persona mejore es perder el tiempo y desviarnos de nuestros objetivos más profundos, que son conocernos primero para poder superarnos y mejorar después.
Así, más que estar pendientes de los defectos de nuestra pareja deberíamos darnos cuentas de las respuestas que en nosotros despiertan esos defectos.
No debemos olvidar esto en nuestra relación de pareja y a la hora de abordar los posibles conflictos y dificultades que podamos tener: Más que disgustarte y amargarte con tu amante por aquello que supuestamente ha hecho mal o no te ha dado, por qué no reflexionas sobre esa vulnerabilidad tuya que ha salido al descubierto.
Si te desesperas, gritas, odias o sufres por alguien quizá ese alguien sea el inciador de tus emociones pero el responsable de tu conducta eres tú. Si te muestras lleno de dicha y felicidad por alguien quizá ese alguien sea el inciador pero el responsable de tu dicha y buen ánimo eres tú.
Abordar las crisis de la pareja y de las relaciones en general desde este punto de vista es toda una revolución que puede ayudar mucho y su base filosófica y energética es la siguiente: Normalmente llegamos al mundo del amor y las relaciones como seres que se sienten incompletos.
Nos enamoramos, nos fascina y nos llena de alegría nuestro amante porque pensamos que juntos seremos completos pero este planteamiento es un camino que a la larga lleva a la frustración y lo que es peor, a la exigencia, el disgusto y el desamor porque no es el planteamiento correcto, porque nadie es perfecto ni puede asumir esa responsabilidad tan tremenda y por lo tanto tarde o temprano nos causará frustración.
El planteamiento correcto en la relación de pareja no es que mi amante me va a dar todo lo que necesito para que yo sea alguien completo, cosa por otra parte imposible sino que juntos vamos a aprender más, vamos a ayudarnos mejor y vamos a desplegar más recursos para que cada uno de nosotros, individualmente y de una forma colectiva, seamos más poderosos y más completos.
Esto es muy diferente a lo anterior, ya que en el primer caso mi pareja es responsable de mi felicidad y en el segundo caso asumo que yo soy la única responsable de vivir disgustada o de vivir en plenitud, al margen de lo que hagan los demás.
Quienes viven en pareja poden comenzar a ensayar esta nueva forma de enfocar la relación en la hora de los normales conflictos que suelen darse y más que cabrearse con la actitud presuntamente negativa de tu amante te preguntes "¿que debo de aprender y asumir ante esa actitud negativa de mi amante y que tanto me molesta?" -al margen de lo que la otra persona tenga que aprender, por supuesto-
Quienes no vivan en pareja por haberse separado tras los conflictos pueden ahora imaginar cómo sería una vida de pareja basada en ese compromiso mutuo de crecimiento y de falta de exigencias.
Quienes todavía no han vivido en pareja quizá todo esto te suene un poco raro porque lógicamente estas esperando lo más grande y maravilloso pero si comprendes que lo más grande y maravilloso es crecer y aprender juntos estaran mejor preparados para la magia de ese encuentro.
Con mis mejores deseos de Paz, Fuerza, Gozo y... Amor
miércoles, octubre 27
VIVIR EN PAREJA
Quiero resaltar la importancia de la selección cuidadosa y correcta de quien compartirá nuestras vidas.
¿Has pensado alguna vez cómo seleccionas tu pareja?
Es preferible una acertada elección ahora, a una relación que tengamos que llevar a rastras por el resto de nuestras vida.
La atracción amorosa ha sido un misterio para el ser humano. Sin embargo, está claro para muchos que cuando buscamos pareja nos sentimos atraídos por personas que gozan de cualidades de las que carecemos. Nos apasionan los encantos que no poseemos y las habilidades que siempre quisimos tener y que, por alguna razón, no desarrollamos. Experimentamos una admiración especial por dichos atributos y por las personas que los exhiben. No en vano simbolizamos nuestro amor con la unión de dos medias naranjas. Nos referimos, muchas veces, a nuestra pareja como nuestra media naranja.
Cuando conseguimos a la persona que posee esos atributos, entonces sentimos que hemos alcanzado la completitud, es como obtener el éxtasis. La naranja se ha completado, por lo menos eso creemos!
Durante la etapa de enamoramiento o de la luna de miel emocional, nos regocijamos en esas aptitudes que nos hicieron enloquecer por nuestros amantes. Si somos tímidos, disfrutamos enormemente de su personalidad extrovertida. Estimulamos su risa, sus comentarios y sus intervenciones en público. Si somos emocionalmente rígidos, nos divertimos con su personalidad artística y bohemia.
Todo parece funcionar a la perfección mientras la etapa de la luna de miel emocional permanece encendida. Pero ¿qué pasa con dichos encantos cuando la realidad toca a la puerta? Es como quitarnos la venda de los ojos. Palpamos una realidad ya ineludible. Todas esas cualidades que constituyeron la esencia primordial del enamoramiento pasan a ser uno de los mayores obstáculos para el amor. Ahora deseas que tu pareja no fuera tan extrovertida, y detestas sus comentarios en público porque te suenan impertinentes más que divertidos. Y para ti, que te deleitabas con sus aptitudes musicales, que te divertías mientras cantaba y bailaba, deseas ahora que compartiera más tiempo contigo, en la calidez y quietud del hogar. Y si te sentías seguro(a) con las características protectoras de tu pareja, ahora te parece controlador(a) e insoportablemente dependiente.
Si no estás consciente de lo que pasa, tratarás de detener o someter esas cualidades que ahora tanto te irritan. Harás todo lo que esté a tu alcance para reprimirlas, como posiblemente hicieron tus padres contigo, razón por la cual nunca las desarrollaste. Es como si intentaras repetir la historia. Así, a quien solías llamar tu media naranja, lo deja de ser de la noche a la mañana. La completitud que creías haber alcanzado fue un simple espejismo. Nunca existió. La búsqueda de completitud es totalmente ilusoria. Ésta nunca es alcanzada a través de una pareja. Tu pareja no está contigo para hacerte sentir completo(a) ni para aliviar tus carencias.
¿Qué hacer, pues, una vez que la fantasía y la magia del enamoramiento termina y las verdaderas caras son develadas? O irremediablemente la relación llega a su final o podría surgir la etapa más larga, complicada pero la más hermosa del amor: el amor bonito. En esta etapa la aceptación y el respeto son claves fundamentales para el éxito de la pareja.
Si las cualidades de tu pareja fueron el gancho que una vez te hicieron sentir mariposas en el estómago, bien vale la pena hacer el esfuerzo por reconciliarte con ellas, para darle la bienvenida al amor bonito. En lugar de intentar repetir una historia de coerción, te invito a reescribir tu relato de vida. ¡Esta vez podría ser diferente!
Está claro que tenemos la oportunidad de resolver nuestra propia frustración para poder darle paso a una resolución personal. Así, lograremos no sólo aceptar los atributos de nuestro(a) compañero(a), ¡sino amarlos!
Tomado de Comunidad Internacional Reiki Dragón Rojo
¿Has pensado alguna vez cómo seleccionas tu pareja?
Es preferible una acertada elección ahora, a una relación que tengamos que llevar a rastras por el resto de nuestras vida.
La atracción amorosa ha sido un misterio para el ser humano. Sin embargo, está claro para muchos que cuando buscamos pareja nos sentimos atraídos por personas que gozan de cualidades de las que carecemos. Nos apasionan los encantos que no poseemos y las habilidades que siempre quisimos tener y que, por alguna razón, no desarrollamos. Experimentamos una admiración especial por dichos atributos y por las personas que los exhiben. No en vano simbolizamos nuestro amor con la unión de dos medias naranjas. Nos referimos, muchas veces, a nuestra pareja como nuestra media naranja.
Cuando conseguimos a la persona que posee esos atributos, entonces sentimos que hemos alcanzado la completitud, es como obtener el éxtasis. La naranja se ha completado, por lo menos eso creemos!
Durante la etapa de enamoramiento o de la luna de miel emocional, nos regocijamos en esas aptitudes que nos hicieron enloquecer por nuestros amantes. Si somos tímidos, disfrutamos enormemente de su personalidad extrovertida. Estimulamos su risa, sus comentarios y sus intervenciones en público. Si somos emocionalmente rígidos, nos divertimos con su personalidad artística y bohemia.
Todo parece funcionar a la perfección mientras la etapa de la luna de miel emocional permanece encendida. Pero ¿qué pasa con dichos encantos cuando la realidad toca a la puerta? Es como quitarnos la venda de los ojos. Palpamos una realidad ya ineludible. Todas esas cualidades que constituyeron la esencia primordial del enamoramiento pasan a ser uno de los mayores obstáculos para el amor. Ahora deseas que tu pareja no fuera tan extrovertida, y detestas sus comentarios en público porque te suenan impertinentes más que divertidos. Y para ti, que te deleitabas con sus aptitudes musicales, que te divertías mientras cantaba y bailaba, deseas ahora que compartiera más tiempo contigo, en la calidez y quietud del hogar. Y si te sentías seguro(a) con las características protectoras de tu pareja, ahora te parece controlador(a) e insoportablemente dependiente.
Si no estás consciente de lo que pasa, tratarás de detener o someter esas cualidades que ahora tanto te irritan. Harás todo lo que esté a tu alcance para reprimirlas, como posiblemente hicieron tus padres contigo, razón por la cual nunca las desarrollaste. Es como si intentaras repetir la historia. Así, a quien solías llamar tu media naranja, lo deja de ser de la noche a la mañana. La completitud que creías haber alcanzado fue un simple espejismo. Nunca existió. La búsqueda de completitud es totalmente ilusoria. Ésta nunca es alcanzada a través de una pareja. Tu pareja no está contigo para hacerte sentir completo(a) ni para aliviar tus carencias.
¿Qué hacer, pues, una vez que la fantasía y la magia del enamoramiento termina y las verdaderas caras son develadas? O irremediablemente la relación llega a su final o podría surgir la etapa más larga, complicada pero la más hermosa del amor: el amor bonito. En esta etapa la aceptación y el respeto son claves fundamentales para el éxito de la pareja.
Si las cualidades de tu pareja fueron el gancho que una vez te hicieron sentir mariposas en el estómago, bien vale la pena hacer el esfuerzo por reconciliarte con ellas, para darle la bienvenida al amor bonito. En lugar de intentar repetir una historia de coerción, te invito a reescribir tu relato de vida. ¡Esta vez podría ser diferente!
Está claro que tenemos la oportunidad de resolver nuestra propia frustración para poder darle paso a una resolución personal. Así, lograremos no sólo aceptar los atributos de nuestro(a) compañero(a), ¡sino amarlos!
Tomado de Comunidad Internacional Reiki Dragón Rojo
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