miércoles, junio 11

Rissho Ankoku Ron


En el "Rissho Ankoku Ron" (Tesis sobre la pacificación de la Tierra mediante la propagación del Budismo verdadero), Nichiren Daishonin define al "anfitrión" que dialoga con el "huésped" como un "amigo en un salón de orquídeas". Cuando alguien pasa un tiempo en un recinto de orquídeas, la ropa se le impregna con la fragancia de las flores. Del mismo modo, uno debería emprender el diálogo con la actitud de que la otra persona quede "impregnada con la fragancia de la benevolencia solidaria".
Propagar no significa imponer ideas a los demás, ni hacer algo por la organización. En cambio, difundir el Budismo es la acción de venerar la naturaleza de Buda en la vida de los demás. Por lo tanto, nuestro esfuerzo en el shakubuku debería motivarse en una actitud de respeto supremo hacia la otra persona.
El presidente Toda decía: "La base para hacer shakubuku es tener una actitud solidaria hacia el sufrimiento de los otros". En otras palabras, lo fundamental es la misericordia. Uno no propaga el Budismo con la postura beligerante de oponerse a las ideas del otro y convencerla de que se sume a nosotros.
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No se puede hablar de diálogo cuando una de las partes interrumpe todo el tiempo a la otra y no la deja expresar su opinión, para luego emitir opiniones concluyentes.
Aunque uno piense que el otro está diciendo cosas erradas o extrañas, en lugar de objetar sus palabras hay que hacer el esfuerzo amplio de comprender su punto de vista. Entonces, la persona se sentirá segura y podrá escuchar lo que uno tiene para decir.
En ese sentido, el Buda es, realmente, un maestro del diálogo. Shakyamuni y el Daishonin tenían personalidades cálidas y abiertas; imagino que la gente se habrá sentido muy feliz de conocerlos a ambos. Y, probablemente por eso, tantos hayan escuchado sus palabras con semejante deleite.
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En nuestra tarea de propagación, es muy importante que nos mantengamos imperturbables frente a los obstáculos. Con esas palabras, Shakyamuni urgía a sus seguidores a mantener una postura radiante y bien compuesta, por muchas presiones que cayesen sobre ellos.
En la época posterior a la muerte de Shakyamuni, propagar el Budismo entraña dificultades inevitables. Por ende, es necesario poseer templanza y resistencia. Hace falta ser capaz de resistir la adversidad. Y esta cualidad significa no retroceder ni aceptar la derrota. Hay que perseverar y ganar. Pase lo que pase, no nos desalentemos. El kosen-rufu es una contienda espiritual. Los que se dejan vencer interiormente difícilmente sepan lo que es la resistencia.
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Uno desarrolla la mayor fortaleza cuando cultiva una actitud paciente hacia la realidad. Y si a eso se suma un auténtico coraje, uno puede soportar cualquier adversidad. En el capítulo "El aliento a la devoción" (Kanji, trece), para describir esa fortaleza se emplea una metáfora: "vestir la armadura de la resistencia". Otra de las formas de llamar al Buda es "El Que Puede Resistir". Tanto Shakyamuni como Nichiren Daishonin desplegaron al máximo los poderes de la resistencia y la perseverancia.
Daisaku Ikeda
(Fragmentos de la serie de diálogos sobre el Sutra del Loto entre el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda y el titular del Departamento de Estudios de la Soka Gakkai, Katsuji Saito, y con los vice responsables, Takanori Endo y Haruo Suda)

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