martes, junio 28

Incienso

El incienso fue usado tradicionalmente para crear una atmósfera de pureza y fragancia frente al altar budista. El ofrecimiento de fragancias en presencia del Buda es mencionado frecuentemente en muchas escrituras budistas, incluyendo el Sutra del Loto.
En La Soka Gakkai, quemamos el incienso frente al altar durante el gongyo de la mañana y de la tarde como una expresión de sinceridad hacía el Gohonzon. La clase de incienso más comúnmente usado ahora, fue introducida durante el periodo Edo (1600-1868).

Se usa de uno a tres palillos, dependiendo de la medida de su quemador. El palillo de incienso, en otras religiones o escuelas de budismo, se quema en una posición erguida pero es una tradición del budismo de Nichiren Daishonin el poner el palillo de incienso en forma horizontal, con el extremo encendido mirando hacia la izquierda. Esta posición es compatible con el objetivo de crear una atmósfera de tranquilidad delante del altar, y posee al menos dos simbolismos importantes: el primero tiene que ver con que nuestra práctica expresa paridad o igualdad con el Gohonzon: no oramos ni rogamos a un hipotético ser supremo sino a la propia esencia de nuestra vida; otro simbolismo podría ser que, al quemar incienso de manera vertical, cuando caen las cenizas de disgregan o esparcen, mientras que cuando lo quemamos de manera horizontal las cenizas quedan conformando un “colchón” de esas mismas cenizas y de cenizas anteriores. Este simbolismo se relaciona con la Ley de Causalidad, por la cual toda causa produce su efecto y no existe efecto que no provenga de una causa.

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