miércoles, julio 6

Perspectiva psiquiatra sobre el budismo

Irlanda

Charles y su esposa Justyna
Charles y su esposa Justyna
El sufrimiento puede causar trastornos mentales más graves que los físicos. Una depresión aguda puede generar falta de motivación y esperanza. Tal es así que parte de la labor de los médicos y los terapeutas es infundir esperanza en sus pacientes para que éstos puedan sentir confianza y optimismo en que podrán superar el trastorno anímico, y encarar la vida, la relación familiar y la situación laboral.
Yo trabajo como psiquiatra en un hospital del occidente de Irlanda. Los casos de alteraciones que examino suelen ser similares a los que se observan en cualquier otro lugar del mundo. Las dolencias mentales son semejantes en África, Asia o las Américas. Es algo que puede afectar a cualquier ser humano. La esquizofrenia –o el trastorno bipolar— produce la pérdida de la conciencia de la realidad, e inclusive, hace experimentar delirios de persecución y paranoia. Sin embargo, en la mayoría de los trastornos mentales se pueden aplicar tratamientos de terapia, fármacos y rehabilitación psicosocial, que, contrario a la opinión pública, producen una buena reacción en los pacientes.
Uno de los mayores retos que asumen los profesionales de la salud mental es atender a quienes recurren a ellos con misericordia, compasión y respeto, y sobre todo, brindarles constantemente esperanza, por más que ellos mismos se sientan amilanados tras una intensa jornada. Para mí, la práctica del budismo y la filosofía humanística de Nichiren han sido de gran apoyo. Me convertí al budismo de Nichiren hace veintisiete años, por intermedio de un doctor y un colega, en un momento que, carente de religión y filosofía de vida, había perdido el norte. Tras conocer el budismo, empecé a vivir cada día con renovado ánimo y vitalidad. Me ayudó a manejar mejor la tensión y la presión diarias. El aliento y el apoyo de los miembros de la SGI de mi comunidad, la filosofía budista propugnada por Nichiren y el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, en sus escritos se convirtieron en un importante aliciente de mi vida, y me permitieron avanzar con determinación en mi profesión de psiquiatra dándome el valor de rendir exámenes profesionales.
Al comienzo, temí que el pensamiento budista pudiese presentar contradicciones con la profesión que ejercía. Sin embargo, después me di cuenta de que el budismo era totalmente compatible con mi oficio, el cual consiste en ayudar a otras personas. A mis pacientes, no les hablo de budismo, pero la filosofía budista me sirve en el trabajo y suelo contarles a mis colegas cómo aplico en el trabajo los principios del humanismo expuestos en el budismo. Las modificaciones que he realizado en el tratamiento tras conocer la teoría budista son, por ejemplo, aconsejar a mis pacientes a no mirar hacia atrás demasiado y a no lamentarse del pasado, sino pensar en el “de ahora en adelante”. Instarlos a no dejarse dominar por las emociones y actuar con sentido común y sabiduría. Este método concuerda con la terapia cognitivo conductal desarrollada por el psicólogo estadounidense Aaron Beck. En adición, recomiendo a mis pacientes tratar de afrontar los problemas interpersonales o de familia con tolerancia y compasión. Les digo que deben tener esperanza, que ellos y su situación evolucionarán positivamente. Toda terapia debe efectuarse con respeto hacia cada ser humano.

Charles, su padre Patrick y su perro Homer
A medida que fui informándome sobre el budismo, comprendí que dicha filosofía permite comprender la humanidad y la psicología en un plano profundo y diferente que el que había conocido en el mundo académico de la psiquiatría o la psicología. El abatimiento, la ansiedad y los problemas concomitantes con la ira son fenómenos descritos en la medicina especializada en las enfermedades mentales y también en la doctrina budista, dentro del concepto de los diez estados de la vida, tales como el estado de infierno, el de los animales y el de la ira. Por supuesto, la psiquiatría no hace referencia a los otros siete estados del de las entidades hambrientas, el de los seres humanos, el de los seres celestiales, el de los que escuchan la voz, el de los que toman conciencia de la causa, el de los bodhisattvas y el de los budas. Otro concepto que no describe la psiquiatría es el de los tres venenos. Según el budismo, las personas viven en un estado ilusorio que los hace sufrir debido a que la percepción de la realidad es distorsionada por los tres venenos de la codicia, el odio y la estupidez. La práctica del budismo permite desarrollar los antídotos: sabiduría, valentía, misericordia y vitalidad, y la tan esencial esperanza. La esperanza surge de la convicción de que podremos lograr una mejora fundamental en nuestras vidas (hacer revolución humana) y, a la vez, contribuir a la sociedad y al mundo.
La depresión y la ansiedad son dos de las afecciones anímicas más frecuentes y mayoritarias que observa la psiquiatría. Se calcula que un dieciséis por ciento de la población es susceptible a sufrir una grave depresión en su vida. El porcentaje de afectados por la ansiedad es similar. Esto incluye patologías de corta y larga duración. Uno de los desenlaces más temibles de la depresión aguda es el suicidio. El número de suicidios cometidos por los jóvenes en Europa ha adquirido proporciones epidémicas. En mi país, Irlanda, se produce mayormente entre varones de quince a treinta y cinco años. La tasa se ha triplicado en las últimas tres décadas. Es, además, la forma de muerte más común entre los hombres jóvenes europeos. Las razones del incremento son desconocidas, pero existen teorías que la asocian con el vertiginoso cambio global, la decadencia religiosa y la variación en el rol social del hombre. Es ahí en donde la religión –especialmente el budismo que instila esperanza— puede apoyar a las personas. Otro fenómeno que afecta a grandes números de jóvenes europeos y de otras naciones es el alcoholismo y la drogadicción. El suicidio y el uso excesivo de estupefacientes reflejan la desesperación y la desorientación que experimenta la juventud. El psicoanalista suizo Carl G. Jung opinaba, en El hombre moderno en busca de un alma, que la religión podía incentivar a los pacientes a desarrollar el aspecto espiritual de sus vidas, y manifestó, en ese sentido, expectativas en la filosofía budista.
Recomiendo a quienes sufren de estado anímico depresivo que busquen la ayuda de doctores y profesionales calificados en el tema, ya que existen nuevos métodos prácticos y efectivos que permiten a los que padecen anomalías anímicas –como la esquizofrenia y el trastorno bipolar en las que se aprecian oscilaciones afectivas— llevar vidas normales. Pienso que debemos continuar esforzándonos para evitar que las dolencias mentales sean estigmatizadas y brindar a los pacientes el respeto que se merecen. Para concluir, quisiera compartir palabras del presidente de la SGI, Daisaku Ikeda: “Creo que el budismo expone un enfoque psicológico de suprema esperanza; es una filosofía de vida de esperanza incomparable”.
[Nota: Un artículo relacionado fue publicado en la edición de agosto de 2005 de la revista Daibyakurenge.]

sábado, julio 2

Buscando la verdad => Seeking the truth

Una hermosa historia sobre Buddha cuenta que un gran sabio de la India fue a ver a Shakyamuni Sidharta Gautama, a desafiarlo con educación y nobleza a que discutieran sobre la verdad.
En esa época, era tradición que los buscadores de la verdad, tomaban como costumbre argumentar sobre los temas profundos y aquel que vencía  o superaba al otro, en sus conceptos, incorporaba al vencido como discípulo suyo, pero no como algo rayano en la esclavitud intelectual, sino que aquel que había sido superado filosóficamente, se convertía de buen agrado, en seguidor de aquel que podría seguir nutriendo su evolución, como una prueba de sabiduría.
Este maestro que fue a ver a Buddha, lo hizo acompañado de otros 500 hombres que a su vez habían sido derrotados por él y ahora eran sus discípulos.
Buddha lo recibió con su armonía y paz, y asintió a la propuesta; pero le preguntó algo que resultó demoledor.
-”No tengo ningún problema en discutir con usted sobre la verdad, pero hay una pregunta que se impone como básica, ¿conoce usted la verdad? Porque no creo que podamos hablar si usted no está seguro de conocer el tema, o de aseverar que usted vive en la verdad.”
El hombre con absoluta corrección y sentido común, le respondió que él no conocía la verdad, por eso intentaba llegar a un punto de disquisición intelectual con Buda, a lo que Buddha rebatió:
-”Yo conozco, la verdad, vivo en la verdad, respiro la verdad, es parte de mi existencia, yo soy eso, y ella está en mi, de ahí que no tiene sentido hablarle de algo que usted no conoce, sería casi una pérdida de tiempo explicar, algo que va mas allá de toda explicación. Como veo que usted es un genuino buscador, le propongo que se quede dos años conmigo, pero en silencio, solo sígame, esté a mi lado, siéntese a mi lado, perciba, camine conmigo, mire el mismo horizonte, sumérjase en las profundidades de nuestra experiencia con todo lo que existe, y después de dos años, responderé todas sus preguntas, toda duda que usted aun pueda tener, esa es mi condición”
El hombre que percibía la grandeza de la que Buddha hablaba, le contestó inmediatamente aceptando ese desafío, con una frase memorable :
-”He pasado más de cincuenta años por todos los caminos, ganando adeptos, discusiones, pláticas, noches en vela escudriñando la verdad, y por supuesto todavía no la encontré, puedo usar dos años más de mi vida, así que acepto quedarme a su lado”
Y así fue. El hombre permaneció con Buddha, días, meses, un año, y súbitamente, perdió su vieja mente, dejo de focalizar en el tiempo, en el pasado, en el futuro, en sus ansias de iluminarse, de saber la verdad, de discutir con Buddha, de analizar la situación; en un instante quizás planeado por todos los instantes previos, el hombre desapareció, en realidad su cuerpo seguía al lado de Buddha, pero su mente desapareció, se esfumó, se fundió en la totalidad de esa existencia a la que Buddha hacía referencia, cesó su personalidad, sus deseos y anhelos, simplemente apareció su ser, y esa es la verdad, esa es la iluminación.
Cuando pasaron los dos años, de los cuales el hombre había  pedido obviamente conciencia, Buddha  le dijo muy risueño, que el tiempo se había cumplido y que era libre de preguntar lo que quisiera, y que él con gusto lo respondería.
Desde ya el hombre solo sonrió y no preguntó nada, el amor que brotaba de él, ya era todo. Se había iluminado.

martes, junio 28

Incienso

El incienso fue usado tradicionalmente para crear una atmósfera de pureza y fragancia frente al altar budista. El ofrecimiento de fragancias en presencia del Buda es mencionado frecuentemente en muchas escrituras budistas, incluyendo el Sutra del Loto.
En La Soka Gakkai, quemamos el incienso frente al altar durante el gongyo de la mañana y de la tarde como una expresión de sinceridad hacía el Gohonzon. La clase de incienso más comúnmente usado ahora, fue introducida durante el periodo Edo (1600-1868).

Se usa de uno a tres palillos, dependiendo de la medida de su quemador. El palillo de incienso, en otras religiones o escuelas de budismo, se quema en una posición erguida pero es una tradición del budismo de Nichiren Daishonin el poner el palillo de incienso en forma horizontal, con el extremo encendido mirando hacia la izquierda. Esta posición es compatible con el objetivo de crear una atmósfera de tranquilidad delante del altar, y posee al menos dos simbolismos importantes: el primero tiene que ver con que nuestra práctica expresa paridad o igualdad con el Gohonzon: no oramos ni rogamos a un hipotético ser supremo sino a la propia esencia de nuestra vida; otro simbolismo podría ser que, al quemar incienso de manera vertical, cuando caen las cenizas de disgregan o esparcen, mientras que cuando lo quemamos de manera horizontal las cenizas quedan conformando un “colchón” de esas mismas cenizas y de cenizas anteriores. Este simbolismo se relaciona con la Ley de Causalidad, por la cual toda causa produce su efecto y no existe efecto que no provenga de una causa.

martes, junio 21

¿Para qué meditamos?



¿PARA QUÉ MEDITAR?

Una vez alguien le preguntó a un maestro de meditación ¿para que meditar?
El contestó con esta historia.:

La puerta.

“En círculos psicoanalíticos se cuenta una historia bien conocida acerca de un hombre que es atormentado por un sueño recurrente. Este hombre se encuentra atrapado en una habitación; es incapaz de abrir la puerta y escapar. Registra la habitación en busca de una llave, pero nunca puede encontrarla.
Con todas sus fuerzas intenta abrir la puerta, pero ésta no se mueve lo más mínimo. No hay ninguna manera de salir de la habitación excepto a través de la puerta que él mismo no puede abrir.
Está atrapado y tiene miedo.
En una sesión con su analista el hombre se refiere a este sueño, el cual ha estado atormentándole durante años.
El analista escucha cuidadosamente el relato del sueño, prestando atención a todos los detalles, e indica que quizás la puerta se abre en la dirección opuesta.
Cuando tiene este sueño de nuevo, el hombre recuerda dicha sugerencia y descubre que la puerta gira hacia dentro sin resistencia alguna.

Una situación común.

Hoy en día mucha gente tiene esta sensación de estar atrapada, de estar encerrada en una vida que ya no parece ser satisfactoria. Sintiendo un sentimiento de callada desesperación y mantenido a distancia a través de una actividad constante o de remedios milagrosos. ¿Quién de entre nosotros no ha sentido alguna vez la necesidad de escapar hacia una nueva vida, fantaseando quizás que uno es liberado por un nuevo y hermoso amante o imaginándonos que ganamos la lotería? Algunos de nosotros nos pasamos la vida esperando; esperando a que pase algo que cambie nuestras vidas. Y aun así, la lección más básica y obvia que la vida ofrece, aparentemente tan difícil de comprender, es la de que la felicidad es un estado mental, y no algo que pueda ser adquirido del mundo exterior o de otras personas.

Todos ambicionamos la felicidad, pero la mayoría de nosotros la buscamos fuera de nosotros mismos; en otras personas, en el trabajo, o en las actividades meramente ociosas. Conforme envejecemos nuestros sueños se desvanecen lentamente. Vamos convirtiéndonos en personas menos idealistas, más pragmáticas. Nos conformamos con lo que tenemos y tratamos de ser filosóficos en relación a esos sueños, aquellos que nunca se cumplieron, o que sí se cumplieron pero resultaron estar vacíos de la promesa que en otro tiempo habían guardado. En su mayoría nuestras vidas se van asentando sobre moldes previsibles, y mientras tanto lo único que hacemos es contemplar tristemente nuestros sueños rotos o vacíos.

En su poema "La Puerta", el poeta e inmunólogo checo Miroslav Holub nos incita a tener el valor de contemplar nuestras vidas con nuevos ojos.

Ve y abre la puerta.
Quizás afuera haya un árbol,
Un bosque, un jardín,
Una ciudad mágica.

Ve y abre la puerta.
Quizás haya un perro hurgando.
Quizás veas una cara, o un ojo,
o la imagen de una imagen.

Ve y abre la puerta.
Si hay niebla,
se despejará.

Ve y abre la puerta.
Aunque no haya nada más
que el tictac de la noche,
aunque no haya nada más
que el sordo aire,
aunque no haya nada,

ve y abre la puerta.
Al menos hará viento.

La puerta de la que el poeta habla es la puerta que se abre hacia dentro para revelar nuestras necesidades más profundas al igual que nuestras más elevadas aspiraciones. La meditación es un modo de abrir esa puerta.

Al abrirla das el primer paso en el "sueño" del despertar que, a través de la historia, ha sostenido la imaginación de la humanidad. Es un sueño sin final predeterminado; es una aventura -la aventura de recreamos, de reconvertirnos-.

Es el gran mito humano del trascenderse a uno mismo.

Llamarlo "mito" no implica que sea irreal. Significa, sin embargo, que es más real; significa que comenzamos a conectar con nosotros mismos de una manera más profunda, a experimentarnos a nosotros mismos como partes de algo mucho más grande y más inmenso. Nos adentramos en la totalidad del curso de la vida.

La puerta de la meditación.

La puerta de la meditación es la puerta de la conciencia y el amor universal, de la expansión sin un límite conocido. La meditación empieza con el proceso de adentrarse en uno mismo y nos conduce a emerger en la corriente misma de la vida, siendo nuestra separación de ésta la causa de nuestro más profundo descontento.

Cuando abrimos esta puerta nunca sabemos lo que vamos a encontrar -sí, puede que sea "un perro hurgando", pero quizás haya "un jardín o una ciudad mágica.

"La meditación es una apertura. Al menos soplará el viento”

Buddha Urbana 
GRACIAS!!!🙏

martes, junio 7

Evolucionar... el despertar... Nam-myoho-rengue-kyo

Para poder Revolucionar en el camino de la Novena Conciencia debemos dejar atrás ese falso traje de la apariencia de yo soy muy espiritual y visto un atuendo que  me caracteriza como iluminada, cuando sabes que no eres nadie; es sólo ego del orgullo.  Si quieres evolucionar profundiza, investiga, baja la cabeza para que así puedas comprender que en tu interior solo lo que hay son egos con sus diferentes manifestaciones negativas.

Analiza tu interior y haz un balance de tu conciencia, tus actitudes, actividades a las cuales están sometidas todos tus pensamientos, limpia tu conciencia, lava tu cerebro con un baño divino de influencias positivas, busca las profundidades de la evolución, de la sabiduría que emane de un sincero daimoku y así podrás elevar tu nivel de conciencia.

Haciéndole creer a los demás que te encuentras por allá en aquellas alturas imaginarias no te sirve de nada.  A la iluminación no se llega aparentando lo que no es, mientras más elevada sea la conciencia más sumisa es la persona.  Primero hay que hacer la purificación interna para poder integrar la luz la cual va a llevarte claridad a todo aquel que se te pueda acercar, mientras tanto, seguirás como una partícula germinante e insignificante participe de un enorme cultivo que desconoces.

El camino ascendente se encuentra lleno de experiencias no muy agradables, estas son las que tiemplan nuestro caminar. Son muchos misterios a los cuales tenemos que enfrentarnos para poder seguir profundizando y elevando a un nivel superior nuestra conciencia positiva.  Cuando uno decide revolucionar no importa lo que el camino te presente simplemente ya hay una decisión de seguir adelante pase lo que pase; debemos comprender que este plano es transitorio.

Existe un punto en la longitud de la evolución que este plano no se registra como un movimiento viviente y que se pueda decir que existe allá en la prolongación de la evolución; ya no queda ni siquiera como recuerdo, es como si nunca haya existido.  Ese es el eterno caminar, no existe punto alguno de llegada, todo es una continua prolongación, una continuidad de cuerpos, espacios con sus diferentes niveles y tamaños.
Esto jamás lo podrán comprender los seres humanos mientras sigan creyendo en la sabiduría del pasado (las creencias).  Estas profundidades y enseñanzas no son para aquellos dormidos con los ojos abiertos, son para aquellos que de verdad quieren evolucionar y saber hasta dónde se puede llegar.  No tener como punto de llegada la salvación (la gloria), eso no existe, eso es una de las grandes falacias que tiene dormido a esta humanidad.

Así que, debemos abrir la puerta de la comprensión para que nos de una visión más prolongada de las profundidades del eterno caminar.  Analiza que, si la budeidad existe, tiene que estar en algún punto para poder seguir existiendo, él es tu Ser Interior que también posee la vida y que necesita sustentarse en algo que tenga que ver con la continuidad del Todo.

domingo, junio 5

La iluminación o el despertar


Cuando se le preguntaba por su Iluminación, el Maestro siempre se mostraba reservado, aunque los discípulos intentaban por todos los medios hacerle hablar.

 Todo lo que sabían al respecto era lo que en cierta ocasión dijo el Maestro a su hijo más joven, el cual quería saber cómo se había sentido su padre cuando obtuvo la Iluminación. La respuesta fue: "Como un imbécil".

 Cuando el muchacho quiso saber por qué, el Maestro le respondió: "Bueno, verás..., fue algo así como hacer grandes esfuerzos por penetrar en una casa escalando un muro y rompiendo una ventana... y darse cuenta después de que estaba abierta la puerta".

La Maravillosa Ley Mistica del Sutra del Loto


Pregunta: Si una persona entona Nam-myoho-renge-kyo sin entender su significado, y otra persona recita las palabras Namu-daihoko-butsu-kegonkyo («Devoción al Sutra de la guirnalda de flores del buda Grande e Inmenso») sin entender lo que ellas significan, ¿el mérito adquirido por ambas personas sería igual o uno sería superior al otro?
Respuesta: Uno obtendría mayor mérito que el otro.
Pregunta: ¿Por qué lo dice?
Respuesta: Un riachuelo puede dar cabida a las aguas procedentes del rocío y de arroyos, vertientes, pozos y pequeños torrentes, pero no puede albergar el caudal de un gran río. Un gran río puede dar cabida a las aguas de un riachuelo, con su rocío, sus arroyos y sus demás tributarios, pero no puede contener el agua del gran océano. Ahora bien, los Sutras agama son como el riachuelo con sus fuentes, arroyos, vados y rocío, mientras que lossutras del período Correcto e Igual, el Sutra Amida, el Sutra Mahavairochana y el Sutra de la guirnalda de floresson como el gran río que acepta las aguas del riachuelo. Pero el Sutra del loto es como el gran océano que puede recibir las aguas del rocío, de los arroyos y corrientes, de las fuentes y riachuelos, de los grandes ríos y de la lluvia que cae del cielo, sin que se le escape una sola gota.
Supongamos que alguien arde de fiebre. Si se sienta al lado de un gran volumen de agua fría y permanece allí durante un tiempo, la fiebre disminuirá. Pero si se queda al lado de una pequeña cantidad de agua, seguirá sufriendo igual que antes. De la misma forma, si un icchantika o persona de incredulidad incorregible, que ha cometido las cinco faltas capitales y ha denigrado la Ley, intentara refrescarse frente a pequeñas cantidades de agua como el Sutra de la guirnalda de flores, los Sutras agama, el Sutra de la meditación y el Sutra Mahavairochana, la fiebre galopante producida por sus graves faltas jamás descendería. Pero si se tendiera sobre la gran montaña nevada del Sutra del loto, al instante desaparecería la intensa fiebre causada por las cinco faltas capitales, sus actos contra la Ley y su incredulidad incorregible.
Por lo tanto, las personas ignorantes deberían, por todos los medios, tener fe en el Sutra del loto. Pues aunque uno crea que todos los títulos de los sutras son prácticamente iguales y que es tan fácil entonar uno como otro, ¡en realidad el mérito que adquiere un hombre ignorante cuando recita el título del Sutra del loto es muy superior al que adquiere un hombre sabio al recitar cualquier otro título, del mismo modo que el cielo, sin duda, está por encima de la tierra!
Para dar un ejemplo, ni siquiera una persona de gran fuerza física puede romper una gruesa cuerda con las manos desnudas. Pero si tiene un pequeño cuchillo, hasta una persona poco fuerte podrá cortar la cuerda con facilidad. Con una espada desafilada, ni siquiera un individuo robusto podrá cortar un gran trozo de piedra dura. Pero, con una espada filosa, hasta un hombre débil cortará la piedra en dos.
O, para dar otro ejemplo, si uno está enfermo y toma un remedio, sanará, aunque no sepa lo que el medicamento contiene. Pero si ingiere un alimento cualquiera, jamás recobrará la salud. En el mismo tenor, un elixir es capaz de prolongar la vida, pero un remedio común, aun siendo apto para curar enfermedades, no sirve para extender la duración de nuestra existencia
 
(fragmento del gosho "Saldar las deudas de gratitud" página 766/7 )